"En efecto. Vivimos una crisis del sistema donde todo está interconectado. La crisis es financiera, económica, climática, alimentaria, migratoria. Una crisis que toca la gestión mundial, porque no hay ninguna institución mundial que goce de real credibilidad. El G20 no es más legítimo que el G8. Y las Naciones Unidas no logran jugar el rol previsto por su Carta.

Es verdad que esta crisis es el producto del avance de la desregulación, pero está también ligada al mismo sistema. El mensaje del FSM deberá ser aún más claro que cuando nació hace 10 años. Subrayar la necesidad de la globalización de la resistencia y de las alternativas para proponer un sistema alternativo al sistema capitalista patriarcal globalizado.

Los que se reúnen en Davos siguen por el momento con la capacidad de lanzar ofensivas contra los “de abajo”. Estos, están poco a poco superando su fragmentación –aunque con dificultades- para progresar en la dirección de ofrecer una alternativa global que es más que necesaria. Y pienso que la solución no pasa por reformar el actual sistema sino claramente contra éste."

Eric Toussaint, presidente del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo. Foro Social Mundial (FSM)

sábado, 2 de febrero de 2013

Corrupción, privatización y propiedad privada sobre los medios de producción

Esta pretensión, de crear un paraíso en la tierra, cuán fácilmente ofende. Ofende a nuestra santidad porque puede distraer de ese otro paraíso del más allá, ofende a nuestras majestades [...], porque el paraíso de los pobres raramente complace a sus gobernantes. 

Éstas misiones son obra del demonio, enseñan a despreciar la propiedad privada y el legítimo beneficio, y desobedecen la autoridad [...]”

The Mission



Si la corrupción es el trasvase de dinero público a una minoría privada en contra de los intereses de la mayoría, habiendo de por medio el enriquecimiento ilegítimo - e ilegal - del gestor del dinero público; la privatización es su forma legal (que no legítima), ya que la privatización es el trasvase de dinero público a una minoría privada en contra de los intereses de la mayoría donde existe el enriquecimiento ilegítimo - pero intencionadamente legal - del gestor del dinero público que hizo la privatización a través del fenómeno denominado de “puertas giratorias”.

La difícil identificación de la privatización como corrupción se debe principalmente a que el enriquecimiento ilegítimo no se da en el mismo espacio de tiempo del acto ilegítimo y su forma legal hace aparentar como legítimo aquello que para la subjetividad de la mayoría no lo es.

Pues si la privatización es la forma legal de la corrupción, la propiedad privada sobre los medios de producción es su forma legal, estructural y hegemónica. Ya que la propiedad privada sobre los medios de producción provoca el trasvase de la riqueza de la sociedad - producida en origen por los trabajadores - hacia una minoría privada y en contra de los intereses de la mayoría, forma legal y ampliamente legitimada por la posición dominante de la clase social que se beneficia de este tipo de propiedad.

La identificación de la propiedad privada sobre los medios de producción como corrupción (social) es muy difícil, ya que la clase dominante ha conseguido que este tipo de propiedad y el legítimo beneficio sobre ella sea aceptado y protegido ampliamente.

En tiempos de crisis orgánica, esta legitimidad del beneficio sobre la propiedad privada puede saltar por los aires a los ojos de la mayoría social, ya que en la práctica se demuestra que la riqueza se está acumulando en unas pocas manos provocando la miseria de la mayoría de la población.

Por lo tanto, la corrupción, la privatización y la propiedad privada sobre los medios de producción son diferentes maneras, diferentes caras de una misma cosa; el robo y la explotación.

Pedro Luis López Sánchez, @estrateglobal

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